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La poética de JJPalomino

Por: *EE Sánchez-Blake

 

Esculpir es una acción poética y la poesía es una obra artística por excelencia. Pero el arte también es reflejo de las circunstancias que nos rodean. En este texto establezco una correspondencia entre la obra plástica y poética de John Jairo Palomino.

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La pieza de JJ Palomino, Sad Man —hombre triste— es una silueta de una cabeza de hombre esculpida en metal en fondo negro salpicada por tres gotas blancas: una sobre el nivel del ojo, otra en la boca y la tercera en la garganta. Las gotas pueden ser vistas como lágrimas, ojos o cerrojos, que a la vez ilustran el tríptico: llorar, callar, ahogar. Asocio esta imagen con la impotencia del individuo ante la angustia de existir en un mundo de odios, segregación e injusticias. Me recuerda El Grito de Edward Munch, cuadro emblemático de principio del siglo XX en Europa, en el cual el artista plasmó la angustia existencial de un mundo corrupto e inestable. La obra de Palomino emite un grito por los que no tienen voz. Así lo expresa en el poema:

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Mi grito es contra los que odian

Los que nacieron con el corazón al revés:

Los infieles de la vida

Que no ven el amor

Que no ven el mar, el cielo y las estrellas.

Que no ven que el sol

Siempre ha estado allí

Brillando para todos.

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En este sentido el artista logra una transposición semiótica –una correspondencia de planos semánticos del lenguaje poético con el visual– que expresa la angustia del individuo ante el peso de las injusticias que lo rodean. Ortega y Gasset resumió el conflicto del individuo así: “Yo soy yo y mis circunstancias”. El autor español abogaba por no aniquilar al individuo en aras del interés social. Palomino lo refleja a través de “Palabras vivas”:

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Palabras vivas para despertar la multitud que camina ciega hacia el abismo de la guerra…

 

Palabras vivas palabras de bienvenida para los que vuelven con sus valijas llenas de dinero ayer quemaron sus barcos en las costas de una tierra extraña hoy vuelven por el aire con una sonrisa triste vienen a morir a su tierra sin sangre, sin sudor, sin lágrimas.

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Sangre, sudor y lágrimas que corresponden también a las tres gotas blancas del Hombre triste. Son los efluvios corporales que brotan como palabras vivas en las voces del inmigrante, del desposeído y de los invisibles. Son además las voces ocultas tras los velos del racismo y de la indolencia en diversos puntos del planeta. Así lo expresa en el poema, “Basta”:

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Estoy gritando hasta que mi voz se rompa

Y sangren mis palabras.

Basta no más odio

Basta no más sangre

Basta, no más muertes.

 

Lo escribo con rabia

La tinta es mi sangre

El mensaje es mi dolor

Y lo escribo en cuadernos

En cartas

En muros

En todo lugar….

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Las tres gotas del Hombre triste son tres nodos focales que nos compelen a pensar en los tres focos de odio: el racismo, la violencia y la indolencia. El caso reciente del asesinato de George Floyd de manera brutal ha causado una enorme indignación porque remeció las entrañas

del monstruo que acecha al fondo de la sociedad. El clamor creciente que despertó este caso se escucha en un Clamor de Palomino:

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Como el ave que se posa

Sobre el árbol cortado

Donde un día estuvo su nido

Y canta pidiendo

Nueva primavera.

 

El poeta de hoy está de pie

Entre los escombros de este mundo

¡Escucha su clamor!

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Foto escultura  Triptico

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Si la escultura Hombre triste, se enfoca en el individuo, en la pieza complementaria, Sad men

—hombres tristes— la misma cabeza negra se replica en cuatro figuras que se confrontan a sí mismas. En el centro se ubican las siluetas que miran hacia los lados: una hacia la derecha y otra hacia la izquierda. Las figuras de cada costado observan a las figuras del centro. La única diferencia de estas cabezas con las del Hombre triste radica en la ubicación de las gotas. Mientras las del centro tienen una sola gota a nivel del ojo, o un solo ojo en forma de lágrima, las figuras laterales mantienen las tres gotas de la pieza original a nivel de ojo, boca y cuello. La correspondencia nos lleva a pensar en un cuestionamiento a nivel de colectividad. Ya no es solo el individuo quien se enfrenta a sus “circunstancias”. Es el ser colectivo quien confronta las circunstancias a nivel global. Me atrevo a pensar en grandes obras como Les Miserables de Víctor Hugo, que plantea un cuestionamiento sobre el valor del ser humano a nivel de sociedad. O quizá a una obra más reciente, Ensayo sobre la ceguera de José Saramago. Este último

plasma un retrato contundente de la humanidad a finales del siglo veinte, reflejado en la horda de ciegos que deambulan desvariados guiados por el perro de las lágrimas. Saramago creó esta fábula para ilustrar la deshumanización del mundo, que resume en esta frase: “Hemos vuelto a la horda primitiva…con la diferencia de que no somos hombres y mujeres en una naturaleza intacta, y sí millares de millones en un mundo descarnado y consumido” (Saramago, 321). Esta misma equivalencia la expresa Palomino tanto en su obra plástica como en sus versos cuando cuestiona:

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¿Quién podrá derrotar las multitudes

ciegas de esperanzas?

¿Quién podrá humillar

a quienes ya no tienen miedo?

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Preguntas que el poeta mismo se responde a través de lo que llama un “contrato” firmado por nuestros abuelos:

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El contrato de la indiferencia y la mansedumbre…

Que firmaron nuestros abuelos

Siluetas de tiza… mapas de la muerte.

Líneas tristes de nuestra caída.

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En este caso, las siluetas no son de tiza, son de metal. Son la pluma hecha escultura, con un mensaje poderoso que genera múltiples interpretaciones. Tal vez, el mejor resumen se encuentra en estas líneas:

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la hostilidad que agobia al mundo y su impacto para los que nos atrevemos a soñar;

creo que con las palabras, ni siquiera con una elegía, lo hubiera podido lograr.

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La obra del artista transforma y trasciende la forma para convertirse en una poética que cuestiona y confronta los discursos deshumanizantes. Es una poética que transforma lo prosaico en poesía visual, porque como dice la crítica de arte, Yanetsy Ariste: En la obra de Palomino, “su poética es visual y su visualidad es poesía”.

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Fuentes: Palomino, JJ. https://www.poetasdelmundo.com/detalle-poetas.php?id=1961

Ortega y Gasset, José. Meditaciones del Quijote. Good Press, (2019). Original (1914).

Saramago, José. Ensayo sobre la ceguera. México: Alfaguara, 2001. 

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* Elvira Sanchez Blake, Profesora de las Universidades Cornell y Michigan de los Estados Unidos.

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